Por Jimena Sampataro
@mjs__23
De chica no tenía muy en claro a qué se quería dedicar. En la secundaria, tenía facilidad con los números y pensó que Química podía ser una opción, aunque también sentía interés por la arquitectura. Administración de empresas fue finalmente la elegida hasta que, por herencia familiar, le empezó a interesar la publicidad. “En casa se respiraba, desde lo creativo hasta lo marketinero 24/7 y en un momento se me dió por empezar a investigar sobre moda”, nos cuenta Noel Falken, la creadora de Colección Zero, un espacio online curado por ella, en la que le dan espacio a diferentes creadores para que puedan mostrar sus diseños. “Poco a poco lo que empecé a hacer casi inconscientemente fue ir construyendo mi propia carrera de fashion marketing, vinculando la moda y los negocios para luego especializarme en Parsons, Saint Martins y la UBA donde cursé el Posgrado de Sociología del Diseño”. Ese cambio de rumbo llevó a Falken a un nuevo mundo, del que se hizo experta.
+¿Cómo surgió la idea de Colección Zero?
Apenas empecé a trabajar en moda me sumergí profesionalmente en el mainstream, porque indudablemente es lo que mueve la industria. Trabajé en una gran empresa textil de Montevideo y luego me mudé a Buenos Aires para sumarme a Fashion TV Latinoamérica. Si bien me encantaba mi trabajo, sentía que dejaba de lado otra faceta que también me apasionaba, que era la parte más artística de la moda. Entonces creé un blog, con el que podía desarrollarme libremente y materializar mis inquietudes y proyectos más alternativos. Después de un par de años de experiencia con el blog, sumado a mi formación empresarial, en 2013 empecé a pensar en la posibilidad de crear un espacio virtual que fuera más allá del análisis y la difusión, sino que en este caso comercializara las propuestas de esos diseñadores que yo creía el mundo necesitaba conocer, y en 2015 fue cuando finalmente concreté el proyecto de Coleccion Zero con venta worldwide.
+Lo qué haces hoy suena muy actual, pero empezaste en 2015, ¿sentís que estás “del lado correcto de la moda”?
No sé si hay un lado correcto de la moda; creo que hay un lado curioso que debe estar siempre presente, porque si no hay curiosidad, no hay moda. En ese entonces, lo que hice fue seguir mi instinto, darle para adelante a mi pasión, creer que otros vibrarían tanto como yo ante esas propuestas de moda independiente que no es la que se ve en los shoppings, salir de la masividad impuesta y estar abierta a lo genuino, a las posibilidades artísticas del vestir, a invertir en una pieza de moda, a soñar y a arriesgar. Esa es mi visión de lo que es hacer moda.
+¿Vos elegís a los diseñadores/marcas de Colección Zero? De ser así, ¿Qué tenés en cuenta a la hora de hacerlo?
Sí, hago la selección personalmente porque es básicamente la esencia de la propuesta, es decir la curaduría es el 90% de la apuesta del negocio: el qué (piezas), quién (las diseña) y cómo (las hace). En cuanto a lo que tengo en cuenta además de la originalidad del diseño es la calidad del producto/pieza final (géneros, procesos, terminaciones, valor agregado) y por supuesto el mensaje, el valor artístico o de diseño de la propuesta.
+¿Sentís que a través de lo artesanal hay alguna conexión entre Argentina y Uruguay?
¡Absolutamente! Estamos muy alineados en algunos aspectos, como en el caso de los tejidos artesanales, las técnicas, los conocimientos que se pasan de generación en generación, lo que eso significa para muchas comunidades, y por sobre todo cómo impacta ese trabajo en la economía local de varias regiones a ambas orillas del Río de la Plata. Lo interesante también es cómo esas tradiciones se desafían y evolucionan cuando se encuentran con la modernidad, ahí surgen no solo piezas, sino proyectos, colaboraciones y oportunidades increíbles y enriquecedoras tanto para los diseñadores como para los artesanos.
+Luego de haber atravesado una pandemia, ¿Cómo ves la industria de la moda?
A la moda masiva la veo bastante golpeada en referencia a los intereses actuales de la sociedad. La moda ya no está de moda porque ya no es (o al menos no debería ser) descartable; esa adrenalina de comprar lo último y que mañana ya esté pasado de moda es una dinámica perversa que deberíamos olvidar para siempre, porque sabemos que es dañina y solo beneficia a unos pocos. Esa necesidad del poseer las piezas que están de moda, por suerte, ahora encuentra nuevas formas como el de contemplarlas o admirarlas en redes sociales (y hasta el cansancio), alquilarla, customizarla cuando ya no me emociona tanto, intercambiarla, o incluso poseerla pero solo virtualmente. Al momento de comprar una prenda nueva es el momento de lo atemporal, lo natural, lo amable para el cuerpo, pero sin perder esa genuina y emocionante cuota de creatividad.